Miradas Perdidas

miércoles, octubre 17, 2007


lunes, agosto 28, 2006

Piratas y Emperadores

Una gran amiga, Ceci, me pasó este video...si bien está en inglés se entiende bastante y, además, las imágenes lo dicen todo. Aquí les va el link:

http://www.youtube.com/watch?v=xA0pPqXJoAI

Y como me dijo Ceci cuando me lo mostró...¡se los dejo para que lo digieran!

Repeticiones del Festival de Cine Europeo

Les dejo las repeticiones de las mejores películas del Festival de Cine Europeo:

Martes 29:

20 hs. "EL CUCO" (Rusia, 2002) - A. Rogozhkin
22 hs. "LAS MANZANAS DE ADAM" (Dinamarca, 2005) - Anders Jensen

Miércoles 30:

20 hs. "LA VIDA SECRETA DE LAS PALABRAS" (España, 2005) - Isabel Coixet
22 hs. "INTERVIEW" (Holanda, 2003) - Theo Van Gogh

Las proyectan en el Cine Club (España y Tucumán)

lunes, agosto 21, 2006

Festival de Cine Europeo en Rosario

Atentos rosarinos...se está llevando adelante un ciclo de cine europeo en el Cine Club (Tucumán y España). Es interesante aprovecharlo ya que son peliculas que dificilmente vuelvan a proyectarse en nuestra ciudad. Les paso el itinerario de las próximas funciones:

Lunes 21:

18 hrs. Una película hablada - Manuel de Oliveira (Portugal, 2003)
20 hrs. Feliz Navidad - Christian Carion (Francia, 2005)
22 hrs. Sophie School - Marc Rothemund (Alemania, 2005)

Martes 22:

20 hrs. La vida secreta de las palabras - Isabel Coixet (España, 2005)
22 hrs. Girzzly man - Werner Herzog (Alemania, 2005)

Miercoles 23:

20 hrs. La bestia en el corazón - Cristina Comencini (Italia, 2005)
22 hrs. Buddy - Morten Tyldum (Noruega, 2003)

El festival comenzó la semana pasada por lo que ha habido otras proyecciones. Así y todo algunas se pueden volver a ver ya que el martes 29 y miercoles 30 se repetirán las 4 mejores películas del ciclo. Apenas tenga a mano las elegidas las publico para los interesados.

Sepamos aprovehcar y valorar éstas producciones que poco tienen que ver con el cine comercial que nos traen desde Hollywood.

domingo, agosto 20, 2006

Espacios urbanos

Para la facultad me pidieron que describa un espacio...cualquiera.
Elegí una plaza que está cerca de casa...¿comodidad? no, (o si...) me gusta mucho esa plaza. Todo un día rotando de banco en banco, rodeándola, por dentro y por fuera, por arriba y por abajo. Esto salió...atajalo.

La plaza del tránsito.

Parece un bloque de naturaleza entre tanto cemento, entre tanto hierro y asfalto. Una bocanada de aire para una ciudad asmática de tanto caño escape y atado de cigarrillos. Una mancha verde en medio de un cuadro gris…
La Plaza López está en Rosario y como mala noticia para algunos conductores apurados, irrumpe cortando el libre paso de la calle Cochabamba. Buenos Aires, Av. Pellegrini, Laprida y la cortadita Alfonsina Storni la rodean, la cercan, la custodian.

Contiene uno de los paisajes más lindos de la ciudad para apreciarlo desde arriba de un colectivo. El 144 me ha dado la oportunidad de descubrir una postal única con sólo girar la cabeza en el momento exacto. Uno de los caminos que conducen al centro de la plaza desemboca en la vereda de Av. Pellegrini. Dos largas filas de árboles bien disciplinados desde chiquitos se erigen bordeando el camino, como antesala a la estrella del lugar, la fuente central. Las hojas que cansadas de colgar de sus padres se soltaron por fin, de una vez y para siempre, embellecen el espectáculo formando una alfombra con asombrosos matices amarronados y amarillentos. Las ramas, ahora solitarias y con frío generan formas impensadas, se chocan, se besan, se abrazan entre ellas. El colectivo le da la perspectiva justa a esta obra de arte. Caminando no se alcanza a abarcar la totalidad, y el auto no tiene la suficiente altura como para apreciarla como merece. En bici el desequilibrio y la distracción amenazan al conductor curioso, mientras que la velocidad de la moto hace que se pierdan los detalles. El 144 es perfecto, solo hace falta girar la cabeza en el momento exacto que pasa frente al cuadro viviente.

La Plaza López no es una plaza común y corriente. Es una plaza de paso. Un atajo. El camino más corto para llegar a casa, al súper, a la farmacia, al dentista.
Cruza un pelado desde Pellegrini en dirección sur. Una señora con pollera muy corta a pesar del frío en dirección contraria. Un señor con boina bordo y maletín bordea la fuente y retoma uno de los caminos laterales. Con las manos en los bolsillos, apurados, lentos, contemplando, ejecutivos, estudiantes. Todos utilizan la plaza en función de su destino.
Si vienen desde el sur hacia Laprida toman el camino de tierra diagonal, el barro no es impedimento. Si van hacia Pellegrini el camino recto de baldosas, perpendicular a la fuente es la mejor opción. Algunos se animan y crean su propio camino. Con gorrita y sonándose la nariz cruza por el pasto. Desestructura las rígidas líneas rectas y diagonales con piedritas rojas serpenteando por el césped, sorteando árboles y regalos caninos.
Una nena con pompones rosas en sus dos colitas y gatitos de peluche aferrados a su mochilita azul cruza de la mano de su madre. Bueno, no empecés. Le dice susurrando tras algún pedido de la niña. Uno lucha contra el viento para prender un cigarrillo. Tres pibes en bici se bifurcan, cada uno elige su camino, luego vuelven a juntarse y siguen su camino. Cruza una monja, un chico de gorra, una chica de bufanda roja, un señor que parece incómodo con su campera. Se cruzan entre ellos, se interceptan en las bocacalles. Dos casi se chocan. Los caminos son como calles. Faltarían semáforos para evitar los choques entre los que vienen en direcciones contrarias.
Pasa apurada una chica con una carpeta azul. Una señora con dos nenas de negros cabellos, un chico con bolso y sobretodo, un viejito con el diario bajo al brazo. Una señora rubia y alta, con una permanente aparentemente recién hecha salió a caminar con una amiga. Dan vueltas a la plaza con una bolsita en la mano. Universitarios con carpetas pasan caminando por la tierra, miran para todos lados, parecen perdidos entre tantos árboles. Por acá, dice uno y todos lo siguen. La forma circular del centro de la plaza por el que todos deben pasar hace que dar una vuelta de más y tomar el camino equivocado sea una posibilidad.

En la ciudad de los mil árboles, los extranjeros que casualmente pasan por allí casi no hablan. Solo cruzan, pasan fugazmente, efímeros, sin recuerdo. Sólo los verdaderos habitantes de la plaza hablan, gritan, se ríen. Los humanos sólo cruzan, para volver rápidamente a su mundo. Para pisar placenteramente la vereda de calle Buenos Aires y alejarse…
Pezuña de vaca, Palmera Butia, Enebro, Podocarpo, Jacarandá, Plátano, Corona de novia, Ciprés azul. Boj, Palmera Fénix, Casuarina, Sófora Péndula, Braquiquito, Ligustro, Palo borracho de flor blanca, Grevillea, Encina, Araucaria Australiana, Pita, Laurel de jardín. Son algunos de los habitantes más respetados.

Ruido de pájaros, miles, todos juntos y diferentes. Incansables. Pájaros de todos los tamaños y colores cantan sus melodías escondidos entre las ramas de los ciudadanos más antiguos de la plaza. Agudos, algunos más graves. Algunos chillan enojados, otros silban armoniosamente festejando la llegada del invierno.
Los árboles con su casi pelado follaje juegan a ser enormes maracas agitadas por el viento. Es suave, apenas se siente. Sssshhhhhhhhh…Sssshhhhhhhhhhh…
El agua de la fuente fluye desde la flor de hierro en el punto más alto. Cae despacito dentro de un plato gigante de concreto. Cabecitas de leones la custodian empotradas a su alrededor. Algunos escupen agua. Enriquecen la sinfonía.
Los sonidos son increíbles. Se mezclan, se fusionan, se superponen. Las hojitas recién caídas desde los árboles aprenden a caminar de la mano del viento. Se amontonan. Se separan de golpe. Se vuelven a juntar. Rozan apenitas el suelo. La melodía es maravillosa.
De golpe, el grito de la bocina de algún conductor nervioso ingresa indiscretamente a la plaza y se mezcla con la tranquilidad de la fuente y su música líquida. Los pájaros salen volando, espantados. Todo se paralizó.

Olor a tierra mojada, a pis de perro en la madera del banco.
Olor a otoño, a invierno, a hojas secas, a frío punzante.

Seis hamacas, dos subibajas y un trepador. Al costado, una calesita con un plástico verde que la recubre ¿del frío? No se sabe si los animales están dentro o se escaparon una noche de tormenta.
La plaza del tránsito tiene jueguitos para niños. Le dan vida de plaza.
Una pareja juega con sus dos hijitos en el subibaja.
Una mamá y su hijita se hamacan enérgicamente. Van de la mano, una en cada hamaca. Son de esas que tienen una goma movediza. Ya no existen más las de madera. Al unísono suena el chillido de las hamacas mal aceitadas que retumba en toda la plaza. Se desfasan. Se desafina el sonido. Primero una, después la otra. Ya no es uniforme pero persiste. La nena grita. Se ríe. Cada vez sube más alto. Adrenalina. Parece una película de terror. El ruido agudo del rechinar de la hamaca mezclado con los gritos de la niña me recuerda a Psicosis.
Tres chicos dejan las mochilas y se ponen a jugar al fútbol con una pelota roja. Eligieron el lugar más despejado de la plaza, cerca del arenero. La gran cantidad de árboles hace que el fútbol no sea la actividad privilegiada de la plaza. Ellos se la ingeniaron y juegan. Está embarrado pero no importa. Uno le explica al otro que es un “doblete”. Discuten un momento y siguen jugando. Se ríen. Uno hace jueguito. Se suma uno más, ahora son cuatro. Se les escapa la pelota. Fue toda una odisea recuperarla antes que caiga en manos de calle Buenos Aires.
Le dan un poco de “plaza” a la plaza. Ya no solo es paso, tránsito. Ya no sólo es árboles que intimidan. ¡Ole! ¡Gol! ¡Pasala boludo!

Los adolescentes utilizan la plaza como medio de comunicación hacia todo aquél que esté dispuesto a comunicarse. El liquid paper invade los bancos que hablan por sí solos y revelan todo tipo de sentimientos, creencias y deseos. Franco y Barbi x100pre. Sexo, solo estudiamos por obligación. Cuco te parto. Daría mi vida x el rojo y negro. La Lata lo +. gi_lomas_2@hot... Patricio te quiero. Mery sos el amor de mi vida. Barrio 17 de Agosto presente. Nestor te amo. Andy te amo. Pochox te amo. Piko T.Q.M, Rochi! Las lok-s. Largo te amo. flor_canañña92@hot.... Zay y Lola amigas x1oopre. Las Flores. Ataque lo +. Airbag lo +. Andrés Calamaro lo +. Las mugrientas. Alta milanesa. Barbi y sus machos. Re mil juguete. Si hubiese sido la virgen María me haría un aborto.

Corredores y paseantes de perros son una constante. Un perro se roba una rama y juguetea. No se la quiere devolver al dueño. El hombre insiste un ratito hasta que se da por vencido. El perro la suelta. Una corredora que arrastra los pies va por su segunda vuelta. Blanco, peludo, chiquito. Levanta la pata y bautiza un poste de luz. “Limpia lo que tu perro ensucia” rezan los carteles de la Municipalidad. Otro paseador con frío cumpliendo las exigencias de sus animales mira para todos lados como aburrido. El perro huele. Disfruta. Un corredor, bien enérgico, pasa como un rayo y casi se choca a un señor de sobretodo gris que venía distraído. Da la vuelta a la esquina y sigue su recorrido. Una señora le habla a su cooker que la empuja, quiere explorar y hay mucho. Otra corredora tiene una bincha negra y está vestida color uva. Escucha música. Rodea la plaza por dentro, por los caminos internos, no por los laterales. Ya van 5 vueltas. Perros que se cruzan, perros que se huelen, perros sueltos, perros atados, perros que corren, dueños de perros aburridos, que los llaman, que les gritan, que les tiran palitos, perros sin dueño.

Hay quienes trabajan y hasta viven en la plaza del tránsito. Posiblemente tanto gentío haga de la plaza un buen mercado a explotar.
Cientos de autos la rodean y un cuidador cansado y abrigado se apoya sobre uno de sus clientes. Una chatita color naranja. Tiene su bici atada a uno de los postes de luz y su correspondiente tarro de pintura convertido en balde por si a alguno se le ocurre lavar el auto. Indica las maniobras convenientes para estacionar con su franela que alguna vez fue naranja.
Una señora vende banderas de argentina en la esquina de Buenos Aires y Pellegrini. Esperanzada de resultados favorables para lograr una buena venta cuando todos pasen en dirección al Monumento tocando bocina. El lugar es estratégico. Unas chicas se paran a comprarle una camisetita para el bebe de capucha azul.
Un vagabundo escucha atento una radio portátil que aparentemente no dice nada. Siempre duermen de noche en la plaza algunos “sin techo”. Tapados con frazadas sucias o cartones en alguno de los bancos de calle Laprida.

De noche la plaza se transforma. Son pocos los que se animan a entrar. Los faroles parecen bichitos de luz gigantes que se pierden entre los árboles. Que alumbran pero no alumbran. De noche nadie cruza.

martes, mayo 23, 2006

Frases VI

El olvido es la peor venganza y el único perdón.

Jorge Luis Borges

martes, mayo 09, 2006

Mil disculpas

Por razones técnicas, no había podido entrar al blogg hasta el momento...en unos días espero poder volver a publicar todas las cositas que estuve pensando durante ésta ya larga ausencia.
Hasta entonces, pues...
Lara.

domingo, abril 23, 2006

Cuentos seleccionados



Tranvía

Tal vez fue en Villa Urquiza. Manuel Mandeb venía vaya a saber de dónde. En cierto momento, al llegar a un empedrado se encontró con los rieles del antiguo tranvía.
No es posible saber qué silogismos se trenzaron en su cabeza. El caso es que se detuvo en una esquina y se puso a esperar.
Ya era tarde. Pasaron horas. Un paseante curioso se le acercó.
—Lo veo desorientado ¿Puedo ayudarlo?
—No, gracias. Estoy esperando el tranvía.
El hombre le informó que hacía muchos años que ya no pasaban tranvías por allí.
—No importa. Esperaré.
Cada tanto se asomaba hasta el medio de la calle y un poco agachado escudriñaba el horizonte.
A veces caminaba algunos metros por la calle lateral, hasta que súbitamente volvía corriendo a la esquina, temeroso de que el tranvía apareciera justo en medio de sus modestas excursiones.
Más tarde, recordó que en este mundo las cosas se demoran cuando perciben que son esperadas. Resolvió ejercer el disimulo mirando en todas direcciones menos en aquella por la que podría aparecer el tranvía.
Llegó el amanecer. Vecinos madrugadores le sugirieron la conveniencia de tomar el colectivo 107 pero Mandeb ya había toma- do una decisión.
Durante la mañana, hizo algunas amistades ocasionales. El tránsito era un poco más denso, lo que lo obligaba a prestar más atención.
Llegó la tarde y otra vez la noche. En verdad pasaron muchos días. Por momentos Manuel Mandeb sentía que su fe se quebrantaba. Muchas veces sintió la tentación de optar por otros medios de transporte que se le ofrecían seguros, concretos, convincentes. Pero él esperaba el tranvía.
Las gentes del lugar le cobraron cierta simpatía y le convidaban pan y vino. En cierta ocasión fue a comprar cigarrillos y al volver pensó que tal vez en su ausencia el tranvía había pasado. Algunas personas le aseguraron que no, pero un hombre que espera tranvías no confía en nadie.
A veces se engañaba con luces prometedoras que finalmente eran el desengaño de un camión. A veces sentía que el momento estaba cerca y hasta llegaba a contar las monedas.
Nadie puede saber cuándo sucedió. Pero una noche, en el fondo de la calle apareció una luciérnaga. Y luego se oyó un llanto mecánico. Poco después, amarillo y reluciente, un hermoso tran- vía se detuvo frente a Manuel Mandeb. Desde el interior, un guarda fantasmagórico lo miró como convidándolo.
Mandeb permaneció quieto unos instantes y luego, sin decir nada, se alejó caminando lentamente. Un rato más tarde subió en un taxi y con voz firme ordenó:
—Artigas y Aranguren.

Alejandro Dolina - El libro del fantasma


Estadisticas de visitas