Miradas Perdidas

domingo, abril 23, 2006

Cuentos seleccionados



Tranvía

Tal vez fue en Villa Urquiza. Manuel Mandeb venía vaya a saber de dónde. En cierto momento, al llegar a un empedrado se encontró con los rieles del antiguo tranvía.
No es posible saber qué silogismos se trenzaron en su cabeza. El caso es que se detuvo en una esquina y se puso a esperar.
Ya era tarde. Pasaron horas. Un paseante curioso se le acercó.
—Lo veo desorientado ¿Puedo ayudarlo?
—No, gracias. Estoy esperando el tranvía.
El hombre le informó que hacía muchos años que ya no pasaban tranvías por allí.
—No importa. Esperaré.
Cada tanto se asomaba hasta el medio de la calle y un poco agachado escudriñaba el horizonte.
A veces caminaba algunos metros por la calle lateral, hasta que súbitamente volvía corriendo a la esquina, temeroso de que el tranvía apareciera justo en medio de sus modestas excursiones.
Más tarde, recordó que en este mundo las cosas se demoran cuando perciben que son esperadas. Resolvió ejercer el disimulo mirando en todas direcciones menos en aquella por la que podría aparecer el tranvía.
Llegó el amanecer. Vecinos madrugadores le sugirieron la conveniencia de tomar el colectivo 107 pero Mandeb ya había toma- do una decisión.
Durante la mañana, hizo algunas amistades ocasionales. El tránsito era un poco más denso, lo que lo obligaba a prestar más atención.
Llegó la tarde y otra vez la noche. En verdad pasaron muchos días. Por momentos Manuel Mandeb sentía que su fe se quebrantaba. Muchas veces sintió la tentación de optar por otros medios de transporte que se le ofrecían seguros, concretos, convincentes. Pero él esperaba el tranvía.
Las gentes del lugar le cobraron cierta simpatía y le convidaban pan y vino. En cierta ocasión fue a comprar cigarrillos y al volver pensó que tal vez en su ausencia el tranvía había pasado. Algunas personas le aseguraron que no, pero un hombre que espera tranvías no confía en nadie.
A veces se engañaba con luces prometedoras que finalmente eran el desengaño de un camión. A veces sentía que el momento estaba cerca y hasta llegaba a contar las monedas.
Nadie puede saber cuándo sucedió. Pero una noche, en el fondo de la calle apareció una luciérnaga. Y luego se oyó un llanto mecánico. Poco después, amarillo y reluciente, un hermoso tran- vía se detuvo frente a Manuel Mandeb. Desde el interior, un guarda fantasmagórico lo miró como convidándolo.
Mandeb permaneció quieto unos instantes y luego, sin decir nada, se alejó caminando lentamente. Un rato más tarde subió en un taxi y con voz firme ordenó:
—Artigas y Aranguren.

Alejandro Dolina - El libro del fantasma

viernes, abril 21, 2006

Frases V

La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando.

Pablo Picasso.

miércoles, abril 19, 2006

Ls hermanos sean unidos...


Francia se paralizó entera por el CPE (Contrato de Primer Empleo), ley laboral que afectaba sólo a una porción de la sociedad, los jóvenes entre 18 y 26 años. ¿Y que lograron? Que a los pocos días de sancionada la deroguen…
Hoy nuestro país se enfrenta a un conflicto ambiental que lejos de afectar a sólo una porción de la población, nos afecta a todos…no sólo a los argentinos y a los uruguayos, sino a todos los americanos, a todos los europeos, a todos los africanos, a todos los asiáticos…A TODO EL PLANETA!! Obviamente estoy refiriéndome a las plantas de celulosa que se están construyendo en la ciudad uruguaya de Fray Bentos, a orillas del río Uruguay. Este río que es compartido con Argentina, oficia de “frontera natural” entre nuestro país y el oriental al bordear la región mesopotámica argentina (Misiones, Corrientes y Entre Ríos) y, además, junto al río Paraná forma la cuenca del Río de la Plata.
Hoy leí el diario y me enteré que comerciantes de la ciudad de Colón (Entre Ríos), una de las ciudades que estaba protestando con un piquete en la ruta que la une con Uruguay, se agruparon y desalojaron a los manifestantes por estar obstruyendo sus ingresos, porque con ese corte de ruta no dejaban ingresar a sus potenciales clientes y con ello afectaban su negocio, su economía, su trabajo…
Realmente, me indigna ver hasta que punto llega la solidaridad de algunas personas y como es tan poco correspondida. Esa gente, esos “piqueteros” como quieren llamarlos peyorativamente, están velando por la vida de cada uno de esos comerciantes miopes, por cada uno de sus hijos y por cada de nosotros como parte de este mundo. Están luchando contra la muerte, contra la contaminación, por una vida más saludable, por un mundo más sano y habitable…y ésta que debería ser una causa, sino de preocupación mundial, al menos (bi)nacional, es respondida con un desprecio y una falta de cooperación increíble. ¿Podremos dejar algún día los intereses individuales y el egoísmo para crear ese mundo mejor que algunos todavía soñamos? Los comerciantes argentinos, así como el pueblo uruguayo, tomaron a los asambleístas como sus enemigos, como aquellos que impiden su “desarrollo”, ya sea como dueños de un negocio, ya sea como país que busca “crecer”. ¿Crecer a costas de la muerte y la polución? ¿Crecer de la mano de capitales golondrinas? ¿De la mano de multimillonarios empresarios extranjeros que se cagan en nuestra América? ¿Crecer siendo el basurero del mundo? Yo así no quiero crecer…eso no es crecer, eso es arrodillarse al dominio de las grandes empresas foráneas, eso es dejarse usar por unas monedas, eso es esclavitud, no trabajo…
Este problema, lejos de ser causante de una pelea entre vecinos, tendría que ser motivo de unión contra esos gigantes que nos quieren sólo por la mano de obra barata, por los bajos impuestos que se les cobran a las empresas extranjeras por su radicación en nuestros países, que se aprovechan de la impotencia de un pueblo al que le destrozaron la educación, de la necesidad urgente de trabajo, de las ansias de “progreso” a cualquier costo de los gobiernos, de la poca importancia que se le da al medio ambiente por haber problemas “más importantes”, etc.
“Las papeleras no contaminan”, se engañan los hermanos uruguayos…¿y si no contaminan porque no las construyen en Finlandia o en España? Seguramente son tan buenos que las hacen en Uruguay para darles trabajo a sus ciudadanos y que todos sean felices, con importantes sueldos, un trabajo digno y con posibilidades de ascenso…a lo mejor algún día un uruguayo llega a ser presidente de BOTNIA, ¿no les parece?...
Si, ya sé que papeleras y otras plantas contaminantes ya existen en nuestro país y en todo el mundo…pero en algún momento era necesario hacer algo!!! Y éste es el momento de luchar por nuestro derecho a una calidad de vida digna y a un medio ambiente limpio y habitable. Mi anhelo es ver a todos los argentinos (y uruguayos también) con sus fuerzas puestas en una causa común, todos por un interés supraindividual…ver que podemos volver a ser esos que tenían utopías comunes y luchaban por ellas, ver que la velocidad de éstos tiempos no nos impide mirar al que tenemos al lado...
“Los hermanos sean unidos, esa es la ley primera, porque si entre ellos se pelean, los devoran los de afuera”, profesa sabiamente José Hernández en su Martín Fierro. Uruguay y Argentina son países hermanos que deberían unir sus fuerzas para sacar a América Latina de la pobreza, la exclusión y el manoseo extranjero.

¡¡NO A LAS PAPELERAS!! ¡¡SI A LA VIDA!!

martes, abril 18, 2006

Un mundo donde quepan todos los mundos

Hace poco tuve la oportunidad de ver el documental "Pochormiga" y entre bronca y mucha emoción conocí un poco más a este "ángel de la bicicleta". Este Pocho que tuvimos la suerte de tener en nuestra ciudad ayudando a los que menos tienen, dejando su vida por una utopía: un mundo más justo, más equitativo, con oportunidades para todos...un mundo donde quepan todos los mundos.
Pocho tenía 35 años, había nacido en Concepción del Uruguay, pero decidió vivir en el barrio Ludueña de Rosario para trabajar con los más humildes. Coordinaba los talleres para niños, y daba clases de teología en la escuelita del padre Edgardo Montaldo, también trabajaba con el grupo de jóvenes "La Vagancia".
El 19 de diciembre de 2001 llegó la orden desde la Provincia (Gobernador: Carlos Reutemann - Subsec. de Seguridad: Enrique Álvarez - Ministro de Gobierno: Lorenzo Domínguez) que repriman con balas de plomo toda revuelta social que se genere. Ese día Pocho se encontraba en la escuela Nº 756 del Barrio Las Flores, donde colaboraba con la preparación de comida. Harto de que la policía dispare contra pibes y mujeres, se subió a la terraza de la escuela e intentó parar la represión. "Hijos de puta, no tiren que hay pibes comiendo". Esas fueron sus últimas palabras, antes que Esteban Velásquez (condenado a 14 años de prisión) le dispare a sangre fría en la garganta.
Afortunadamente, esa garganta no se calló, es esa misma garganta la que hoy sigue gritando por las calles de la ciudad "¡Pocho vive!".

lunes, abril 17, 2006

Frases IV

No hay camino para la paz, la paz es el camino.

Mahatma Gandhi.-

sábado, abril 15, 2006

¿Cuál es tu palabra favorita?

Gente, aquí una propuesta más que interesante...elegir la palabra más bella del castellano...
Afortunadamente nuestro idioma goza de una riqueza incomparable, por lo que se convierte en un desafío decidirse por sólo un concepto...uno que nos llene, que nos sea maravillosamente significativo...
Yo elegí "imaginar"...si la buscan entre las palabras ya votadas van a encontrar mi fundamentación...
Espero se tomen un tiempito para pensarlo y participen...
La página es www.escueladeescritores.com

jueves, abril 13, 2006

Cuentos seleccionados




El origen del mundo.

Hacia pocos años que había terminado la guerra de España y la cruz y la espada reinaban sobre las ruinas de la República. Uno de los vencidos, un obrero anarquista, recién salido de la cárcel, buscaba trabajo. En vano removía cielo y tierra. No había trabajo para un rojo. Todos le ponían mala cara, se encogían de hombros o le daban la espalda. Con nadie se entendía, nadie lo escuchaba. El vino era el único amigo que le quedaba. Por las noches, antes los platos vacíos, soportaba sin decir nada los reproches de su esposa beata, mujer de misa diaria, mientras el hijo, un niño pequeño, le recitaba el catecismo.Mucho tiempo después, Josep Verdura, el hijo de aquel obrero maldito, me lo contó. Me lo contó en Barcelona, cuando yo llegué al exilio. Me lo contó: él era un niño desesperado que quería salvar a su padre de la condenación eterna y el muy ateo, el muy tozudo, no entendía razones.
-Pero papá- le dijo Josep llorando-. Si dios no existe, ¿quién hizo el mundo?-Tonto- dijo el obrero, cabizbajo, casi en secreto-. Tonto. Al mundo lo hicimos nosotros, los albañiles.

Eduardo Galeano - El libro de los abrazos

miércoles, abril 12, 2006

Ellos y Nosotros



Se que la paz mundial es una utopía, principalmente porque el mundo está manejado por hombres...¿o pseudohombres?, y digo pseudo porque me cuesta creer que los macabros titiriteros de este mundo sean seres humanos, como vos o como yo...que tengan esposa e hijos, un perro llamado Boby, que tomen café con la misma cantidad de azúcar que yo, que pidan pizza los domingos a la noche (¿porque no?), que los despierte el "piripipi" del despertador y lo odien tanto como cualquiera de nosotros, que entren corriendo a la casa porque se estan remeando, que besen a sus hijos antes de dormir, que ellos puedan dormir!!!!..eso es lo que más me cuesta creer...¿o acaso nunca te alteró la idea de pensar que Bush o Hitler son parte de nuestra especie y por ende tenemos algún tipo de "relación"? a mi si...
Como no es mi intensión herir susceptibilidades aclaro que cuando digo relación no me refiero a que "genéticamente" cada uno de nosotros como parte de la especie humana es potencialmente un Stalin, sólo manifiesto el dolor y hasta el asco que me da pensar que ellos son como nosotros...y si, los separo entre "ellos" y "nosotros" porque me basta con pertencer a la misma especie...
Lo que me causa angustia es ver como un hombre, totalmente cegado por el poder y la ambición, puede hacerle tanto daño a otro hombre...parece que su cabeza funciona sólo bajo la lógica de "el fin justifica los medios", porque si de cumplir objetivos se trata no hay nada que se interponga en su camino...
Después de todo, me queda por pensar que éstos tipos no nos ven como personas, de carne y hueso, con sentimientos, familia, un perro, etc...¿nos verán como fichas de ajedrez?¿cómo pequeños signitos de dólar?¿cómo un gráfico de torta?...¿nos verán estos tipos?¿sabrán que estamos acá y que también somos personas?...si, si saben que estamos, y si, si nos ven, nos vigilan..sino Trosky hubiese muerto de viejo y Walsh todavía viviría...pero mi duda se queda en si saben o no que somos personas también. Personas en el sentido biológico y psicológico se podría decir, no intelectual porque ese lo tienen bien cuidado...persona que siente, que sufre, que se rie si le hacen cosquillas, y que se quema con el fuego...y eso me parece que no lo tienen claro, porque no es relevante para el desarrollo de su dispositivo morboso...la cuestión es si sos funcional o no al sistema, la cuestión es si pensás o no te dejaron...

Frases III

El mal genio es lo que nos mete en líos. El orgullo es lo que nos mantiene en ellos.

Neil Simon.

lunes, abril 10, 2006

Racismo




Lamentablemente el racismo, la xenofibia, el miedo por el "otro", está instalado en nuestra sociedad...es parte de nuestra cultura porque nacemos y nos desarrollamos como personas inmersos en una trama social racista. Aunque muchos lo nieguen, el racismo está en todos lados: un niño va a la cancha a ver a su equipo y canta junto a su padre que los contrarios son "bolivianos" o que son unos "negros de mierda", una madre le recomienda a su hijo que si ve alguien con cara sosprechosa (alguien sospechoso es identificado socialmente como de piel oscura y sin ropa de marca) se cruce de calle...así hay miles de ejemplos. Todos generan violencia que vuelve en forma de violencia y así indefinidamente...pero luego, el conflicto social, étnico o religioso está y nadie se hace cargo...
Los dejo con una carta de lectores que ejemplifica un poco más esto...

Señora Directora:
Una docente me relató una experiencia con alumnos de 7º grado para tratar temas como xenofobia, racismo y discriminación. Primero la maestra relató una historia truculenta, omitiendo detalles que pudieran condicionar a los chicos. Describió a una persona cínica y perversa que se ganó la confianza de una pobre anciana, a la que luego secuestró, castigó y finalmente asesinó. Después entregó a cada alumno una lámina con dos fotos que correspondían a un negro y a un rubio de ojos celestes, ambos personajes desconocidos para los alumnos, quienes debían señalar al que consideraban sospechoso. Casi todos indicaron al negro. Las fotos correspondían a Martín Luther King y Alfredo Astiz respectivamente.

Aldo Omar Maccarone, Capital Federal
Sección Cartas al País
Diario Clarín, Buenos Aires, 19/06/01

viernes, abril 07, 2006

Frases II

Las guerras seguirán mientras el color de la piel siga siendo más importante que el color de los ojos.
Bob Marley.

jueves, abril 06, 2006

Mentiras...y de las peores...

Nuestro "buen vecino" del norte siempre se manejó a través de la imposición y la mentira, para quedar bien parado y aprovechando todos los frentes posibles con tal de saciar su sed de ambición y poder. La "era del garrote" en América Latina es un ejemplo claro, así como las dictaduras en los ´70 frente a la amenaza "comunista". Todo digitado por EEUU para mantener bajo el ala de su águila a todo el contienente.
Este texto no se focaliza en latinoamérica pero ofrece un completo análisis sobre los manejes yankies en algunos de sus invasiones disfrazadas de intervenciones por la democratización y por la salvación de pueblos indefensos.
Si el agitado ritmo de la vida posmoderna no te aprisiona lo suficiente como para no dejarte ni un tiempito para pensar, te recomiendo que lo leas...vale la pena.



Mentiras de Estado
Por Ignacio Ramonet

Antes que proferir una inexactitud, prefiero morir
George Washington

Es la vieja historia del ladrón que grita: «¡Atrapen al ladrón!» ¿Cómo había titulado George W. Bush el célebre informe de acusación contra Saddam Hussein que presentó el 12 de septiembre de 2002 ante el Consejo de Seguridad de la ONU?: «Una década de mentiras y desafíos». Sin embargo, era esa lista de «pruebas» presentadas por Bush la que formaba un rosario de mentiras. Irak —decía Bush en síntesis— mantiene estrechas relaciones con la red terrorista de Al Qaeda y amenaza la seguridad de Estados Unidos pues posee «armas de destrucción masiva» (ADM), expresión terrorífica fabricada por sus consejeros en comunicación.
Tres meses después de la victoria de las fuerzas estadounidenses (y de sus colaboradores británicos) en la Mesopotamia asiática, sabemos que esas afirmaciones, cuya veracidad habíamos puesto en duda oportunamente (1), eran falsas. Resulta cada vez más evidente que Washington manipuló las informaciones sobre las ADM. El equipo de 1.400 inspectores del Iraq Survey Group que dirige el general Dayton, sigue sin hallar la más mínima prueba. Y actualmente comienza a verse que, en el instante mismo en que Bush profería tales acusaciones, ya había recibido informes de los servicios de inteligencia probando que todo eso era falso (2). Según Jane Harman, representante demócrata por California, estaríamos en presencia de «la mayor maniobra de tergiversación de todos los tiempos» (3). Por primera vez en su historia, Estados Unidos se interroga sobre las verdaderas razones de una guerra, una vez terminado el conflicto.
En esa gigantesca manipulación tuvo un papel central una dependencia secreta del Pentágono llamada Oficina de Planes Especiales (Office of Special Plans, OSP). Según reveló Seymour M. Hersh en un artículo publicado por la revista The New Yorker el 6-5 2003 (4), la OSP fue creada después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 por Paul Wolfowitz, número dos del Departamento de Defensa. Dirigida por un halcón convencido, Abram Shulsky, esa oficina tiene por misión analizar los datos recogidos por las diferentes agencias de informaciones (CIA, DIA, NSA) para sintetizarlos y proponerlos al gobierno. Dando crédito a testimonios de exiliados cercanos al Congreso Nacional Iraquí (organización financiada por el Pentágono) y de su presidente, el muy cuestionable Ahmed Chalabi, la OSP habría exagerado en gran medida la amenaza de armas de destrucción masiva y también las vinculaciones de Saddam Hussein con Al Qaeda.
Escandalizado por las manipulaciones, un grupo anónimo de ex especialistas de la CIA y del Departamento de Estado —que se expresaba bajo el nombre de Veteran Intelligence Professionals for Sanity— afirmó el 29 de mayo, en un memorando dirigido al presidente Bush, que en el pasado ciertas informaciones habían «sido falsificadas por motivos políticos, pero nunca de una forma tan sistemática para engañar a nuestros representantes elegidos, con el fin de autorizar una guerra» (5).
El propio Colin Powell ha sido manipulado, y se juega su futuro político.
Powell habría resistido las presiones de la Casa Blanca y del Pentágono para difundir informaciones muy cuestionables. Antes de pronunciar su famoso discurso del 5 de febrero de 2003 en el Consejo de Seguridad, había leído un borrador preparado por Lewis Libby, director de gabinete del vicepresidente, Richard Cheney. Ese documento contenía informaciones tan dudosas que Powell se habría enfurecido, lanzado las hojas al aire y exclamado: «Yo no voy a leer esto. Es una m...» (6). Finalmente, el Secretario de Estado exigió que George Tenet, director de la CIA estuviera sentado detrás de él en aquella ocasión, de manera bien visible, y compartiera la responsabilidad de lo que decía.
En una entrevista a la revista Vanity Fair, publicada el 30 de mayo, Wolfowitz reconoció la mentira de Estado, al confesar que la decisión de agitar la amenaza de las ADM para justificar una guerra preventiva contra Irak había sido adoptada por motivos burocráticos». Y precisó: «Coincidimos en un punto, el de las armas de destrucción masiva, porque era el único sobre el que todos estaban de acuerdo» (7).
Es decir, que el Presidente de Estados Unidos mintió. Buscando desesperadamente un casus belli para sortear el obstáculo que representaba la ONU y unir algunos cómplices a su proyecto de conquista de Irak (el Reino Unido, España) Bush no dudó en fabricar una de las mayores mentiras de Estado.
Y no fue el único. Ante la Cámara de los Comunes de Londres, el 24 de septiembre de 2002, su aliado Anthony Blair, Primer Ministro británico, declaró: «Irak posee armas químicas y biológicas [...] Sus misiles pueden ser desplegados en 45 minutos». En su intervención ante el Consejo de Seguridad de la ONU, el 5 de febrero pasado, Powell declaró: «Saddam Hussein inició investigaciones sobre docenas de agentes biológicos, para provocar enfermedades como la gangrena gaseosa, la peste, el tifus, el cólera, la viruela y la fiebre hemorrágica». Por su parte, el vicepresidente Cheney afirmaba en marzo de 2003, en vísperas de la guerra: «Creemos que Saddam Hussein logró reconstruir armas nucleares» (8).
En innumerables declaraciones el presidente Bush insistió en las mismas acusaciones. En un discurso difundido por radio a toda la nación, el 8 de febrero de 2003, llegó a dar los siguientes detalles: «Irak envió a trabajar con Al Qaeda a expertos en explosivos y en falsificación de documentos. Y además brindó a Al Qaeda entrenamiento en el manejo de armas biológicas y químicas. Un agente de Al Qaeda fue enviado a Irak en varias ocasiones a finales de la década de 1990 para ayudar a Bagdad a dotarse de venenos y de gases».
Reiteradas y amplificadas por los grandes medios belicistas, convertidos en órganos de propaganda, todas esas denuncias fueron repetidas ad nauseam por los canales de televisión Fox News, CNN y MSNC, por la cadena radial Clear Channel (1.225 estaciones en Estados Unidos) y hasta por diarios prestigiosos como el Washington Post o el Wall Street Journal. Esas acusaciones falsas fueron el argumento principal de todos los belicistas del mundo. En Francia, por ejemplo, fueron retomadas sin vergüenza por personalidades como Pierre Lelouche, Bernard Kouchner, Yves Roucaute, Pascal Bruckner, Guy Millière, André Glucksmann, Alain Finkelkraut, Pierre Rigoulot, etc. (9).
Las acusaciones fueron igualmente repetidas por todos los aliados de Bush, empezando por el más fiel de todos, José María Aznar, presidente del gobierno español, quien afirmó en las Cortes de Madrid el 5 de febrero de 2003: «Todos sabemos que Saddam Hussein tiene armas de destrucción masiva [...]. Todos sabemos que tiene armas químicas» (10). Pocos días antes, el 30 de enero, ejecutando un pedido formulado por Bush, Aznar había redactado una declaración de apoyo a Estados Unidos, la llamada «Carta de los ocho», firmada entre otros por Blair, Silvio Berlusconi y Vaclav Havel. Allí sostenían que «el régimen iraquí y sus armas de destrucción masiva representan una amenaza para la seguridad mundial».
Así, durante más de seis meses, una verdadera máquina de propaganda y de tergiversación manejada por la secta doctrinaria que rodea a Bush, difundió mentiras de Estado con una desfachatez digna de los regímenes más detestables del Siglo XX, para tratar de justificar una guerra preventiva a la que se oponía tanto las Naciones Unidas como la opinión pública mundial.
Esas falsedades se inscriben en la larga tradición de mentiras de Estado que jalona la historia de Estados Unidos. Una de las más siniestras concierne a la destrucción del acorazado estadounidense Maine en la bahía de La Habana en 1898, utilizada como pretexto para iniciar la guerra contra España y justificar la anexión de Cuba, Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam.
El 15 de febrero de 1898, a las 21:40 hs, el Maine fue víctima de una violenta explosión, y se hundió en la ensenada de La Habana causando la muerte inmediata de 260 hombres. La prensa popular estadounidense acusó a los españoles de haber colocado una mina bajo el navío, de cometer actos bestiales, de poseer «campos de la muerte» y hasta de tener costumbres antropófagas...
Dos empresarios periodísticos rivalizaban en la carrera sensacionalista: Joseph Pulitzer, del World, y sobre todo William Randolph Hearst, del New York Journal. Esa campaña contó con el apoyo interesado de empresarios estadounidenses que habían invertido grandes sumas en Cuba y soñaban con desalojar a España. Pero el público no mostraba mucho interés, ni tampoco los periodistas. En marzo de 1898 el dibujante del New York Journal, Frederick Remington, escribió a su jefe unas líneas desde La Habana: «Aquí no hay ninguna guerra. Pido que se me haga regresar». Hearst le telegrafió la siguiente respuesta: «Quédese allí. Suminístrenos dibujos, yo le suministraré la guerra». En efecto, la explosión del Maine permitió a Hearst montar una violenta campaña, como se ve en la película de Orson Welles, Ciudadano Kane (1941).
Durante semanas, día tras día Hearst dedica varias páginas de sus diarios al caso del Maine, reclamando venganza y repitiendo sin cesar: “Remember the Maine! To Hell with Spain” (‘¡Recuerden el Maine! Al Diablo con España’). Todos los demás diarios siguieron el ejemplo. ¡El New York Journal pasó de 30.000 ejemplares diarios a 400.000, y posteriormente superó regularmente el millón de ejemplares! La opinión pública estaba al rojo vivo. El clima era alucinante. Presionado por todos lados, el presidente William McKinley declaró la guerra a España el 25 de abril de 1898. Trece años después, en 1911, una comisión investigadora sobre la destrucción del Maine concluyó en que el barco se había hundido a causa de una explosión accidental en la sala de máquinas... (11).
En 1960, en plena guerra fría, la Central Intelligence Agency (CIA) distribuyó a algunos periodistas «documentos confidenciales» según los cuales los soviéticos estaban ganando la carrera armamentística.
Inmediatamente, los grandes medios comenzaron a hacer presión sobre los candidatos a la Presidencia y a reclamar enérgicamente un aumento importante del presupuesto de defensa. Asediado, John F. Kennedy prometió destinar miles de millones de dólares a la reactivación del programa de misiles balísticos de crucero (the missile gap). Eso era lo que buscaba no solo la CIA, sino todo el complejo militar industrial. Una vez elegido presidente y después de que se votara ese programa, Kennedy descubrió que la superioridad militar de Estados Unidos sobre la Unión Soviética era en realidad impresionante...
En 1964, dos destructores informan haber sido atacados en el golfo de Tonkin por torpederas norvietnamitas. Inmediatamente, la televisión y la prensa estadounidenses convierten el caso en una cuestión nacional.
Afirman que es una humillación; reclaman represalias. El presidente Lyndon B. Johnson utiliza esos ataques como pretexto para lanzar bombardeos punitivos contra Vietnam del Norte. Exige al Congreso una resolución que, en la práctica, le permite hacer intervenir al ejército estadounidense.
Así comienza la guerra de Vietnam, que concluirá con una derrota para Estados Unidos —en 1975. Posteriormente se supo, por boca de la propia tripulación de los destructores, que el ataque en el golfo de Tonkin era un puro invento...
Lo mismo se vio con el presidente Ronald Reagan. En 1985 Reagan decreta repentinamente el estado de «urgencia nacional» a causa de la «amenaza nicaragüense», encarnada en los sandinistas que habían llegado al gobierno en Managua. Estos habían sido sin embargo elegidos democráticamente en noviembre de 1984 y respetaban tanto las libertades políticas como la libertad de expresión. Pero Reagan afirma: «Nicaragua está a dos días de ruta de Harlingen, Texas. ¡Estamos en peligro!». El Secretario de Estado, George Schultz, sostiene ante el Congreso: «Nicaragua es un cáncer que se insinúa en nuestro territorio, aplica las doctrinas de Mein Kampf y amenaza con tomar el control de todo el hemisferio...» (12). Esas mentiras servirán para justificar la ayuda masiva dada a la guerrilla antisandinista, la llamada Contra, que desembocará en el escándalo del Irangate.
No vale la pena insistir sobre las mentiras utilizadas para desatar la Guerra del Golfo en 1991, ampliamente analizadas (13) y que quedaron en la memoria como paradigma de las impostura modernas. Afirmaciones constantemente repetidas —como «Irak posee el cuarto ejército del mundo», «los iraquíes robaron las incubadoras de la maternidad de Kuwait», «la línea defensiva inexpugnable», «los ataques quirúrgicos», «la eficacia de los Patriots», etc.— se revelaron totalmente falsas.
Desde la controvertida victoria de Bush en la elección presidencial de noviembre de 2000, la manipulación de la opinión pública se convirtió en una de las preocupaciones centrales de la nueva administración. Luego de los odiosos atentados del 11 de septiembre de 2001, el tema pasó a ser una obsesión. Michael K. Deaver, amigo de Donald Rumsfeld y especialista de la psy-war o «guerra psicológica», resumió así el nuevo objetivo:
Actualmente, la estrategia militar debe ser concebida en función de la cobertura televisiva, ya que si uno logra tener la opinión pública de su lado, nada es imposible. Sin ella, el gobierno no puede hacer nada.
Desde el inicio de la guerra contra Afganistán, en coordinación con el gobierno británico, se crearon en Islamabad, Londres y Washington Centros de Información sobre la Coalición. Verdaderas oficinas de propaganda, esos centros habían sido concebidos por Karen Hugues —consejera de Bush en medios de comunicación— y principalmente por Alistair Campbell, el poderoso gurú de Blair en todo lo que concierne a la imagen política. Un portavoz de la Casa Blanca explicaba así la función de esas dependencias: «Las cadenas televisivas transmiten información las 24 horas del día. Así que esos Centros les suministrarán informaciones 24 horas por día, todos los días...» (14).
El 20 de febrero de 2002 el New York Times reveló el más impresionante proyecto destinado a manipular las mentes. Para llevar adelante la «guerra de la información», y siguiendo consignas de Rumsfeld y del subsecretario de Estado a la Defensa, Douglas Feith, el Pentágono había creado secretamente una misteriosa Oficina de Influencia Estratégica (OIE).
Puesta bajo la dirección del general de la aviación militar Simon Worden, la OIE tenía por misión difundir informaciones falsas para servir la causa de Estados Unidos. Estaba autorizada a utilizar la desinformación, en particular hacia los medios de comunicación extranjeros. El diario neoyorquino precisaba que la OIE había firmado un contrato de 100.000 dólares mensuales con la agencia de comunicación Rendon Group, ya utilizada en 1990 en la preparación de la guerra del Golfo. Por entonces, la agencia había fabricado la falsa declaración de la «enfermera» kuwaití que afirmaba haber visto a los soldados iraquíes saquear la maternidad del hospital de Kuwait, «extraer los bebés de las incubadoras, y matarlos sin piedad tirándolos al piso» (15). Ese testimonio había sido decisivo para convencer a los miembros del Congreso de que votaran a favor de la guerra...
Oficialmente disuelta luego de las revelaciones de la prensa, la OIE sin dudas se mantuvo en actividad. ¿Cómo explicar de otra manera algunas de las más groseras manipulaciones de la reciente guerra contra Irak? En particular la enorme mentira sobre la espectacular liberación de la soldado Jessica Lynch.
A comienzos de 2003 los principales medios estadounidenses difundieron esa historia con impresionante lujo de detalles. La versión indicaba que Jessica Lynch formaba parte de un grupo de 10 soldados estadounidenses capturados por las fuerzas iraquíes. Luego de caer en una emboscada el 23 de marzo, la muchacha había resistido hasta último momento disparando contra sus atacantes hasta agotar sus municiones. Finalmente fue apuñalada, atada y llevada a un hospital en territorio enemigo, en Nassiriya. Allí había sido golpeada y maltratada por un oficial iraquí.
Una semana después, fuerzas especiales estadounidenses transportadas por helicóptero lograron liberarla en un operativo sorpresa, en medio de una lluvia de disparos y de explosiones. A pesar de la resistencia de los guardias iraquíes, los comandos lograron llegar al hospital, rescatar a Jessica y llevarla en helicóptero hasta Kuwait.
La misma tarde, el presidente Bush anunció a la nación desde la Casa Blanca la liberación de Jessica Lynch. Ocho días después, el Pentágono entregó a los medios un video filmado durante esa hazaña, con escenas dignas de las mejores películas de guerra.
Pero el conflicto con Irak terminó el 9 de abril, y algunos periodistas —en particular del Los Angeles Times, del Toronto Star, de El País y del canal BBC World— fueron a Nassiriya para verificar la versión del Pentágono sobre la liberación de Jessica. Y se llevaron una buena sorpresa: según lo que pudieron averiguar con los médicos que habían atendido a la joven soldado —datos confirmados por los médicos estadounidenses que la auscultaron luego de que fuera liberada— las heridas de Jessica (una pierna y un brazo fracturados, además de un tobillo dislocado) lo provenían de disparos sino simplemente del accidente que había sufrido el camión en que viajaba... Tampoco había sido maltratada. Al contrario, los médicos habían hecho todo lo posible para curarla. El doctor Saad Abdul Razak explica que «la joven había perdido mucha sangre y tuvimos que hacerle una transfusión. Felizmente, algunos miembros de mi familia tenían el mismo grupo sanguíneo que ella, cero positivo, lo que nos permitió obtener suficiente cantidad de sangre. Cuando llegó tenía 140 pulsaciones por minuto. Creo que le salvamos la vida» (16).
Corriendo riesgos enormes, esos médicos trataron de tomar contacto con el ejército estadounidense para devolverle a Jessica. Dos días antes de la intervención de los comandos especiales, esos doctores habían incluso llevado a la paciente en ambulancia hasta cerca de las líneas estadounidenses. Pero los soldados abrieron el fuego sobre ellos y casi matan a su propia heroína...
Al amanecer del 2 de abril, la irrupción de los comandos especiales equipados con una impresionante panoplia de armas sofisticadas sorprendió al personal del hospital. Dos días antes los médicos habían informado a los militares estadounidenses que el ejército iraquí se había retirado y que Jessica los esperaba...
El doctor Anmar Uday relató la escena a John Kampfner de la BBC: «Era como en una película de Hollywood. No había ni un solo soldado iraquí, pero las fuerzas especiales estadounidenses utilizaron sus armas. Disparaban balas de fogueo y se oían explosiones. Gritaban: “Go! Go! Go!”. El ataque contra el hospital era una especie de show o de película con Sylvester Stallone» (17).
Las escenas fueron filmadas con una cámara de visión nocturna por un ex asistente de Ridley Scott en la película La caída del halcón negro (2001). Según Robert Scheerm del Los Angeles Times, esas imágenes fueron enviadas luego al Comando central del ejército estadounidense que se hallaba en Qatar, para el montaje. Una vez supervisadas por el Pentágono fueron difundidas a todo el mundo (18).
La historia de la liberación de Jessica Lynch quedará en los anales de la propaganda de guerra. En Estados Unidos quizás sea considerada como el momento más heroico del conflicto. Y ello a pesar de que está probado que se trata de algo tan falso como las «armas de destrucción masiva» en poder de Saddam Hussein, o como las vinculaciones entre el antiguo régimen iraquí y Al Qaeda.
Ebrios de poder, Bush y su entorno engañaron a los ciudadanos estadounidenses y a la opinión pública mundial. Según el profesor Paul Krugman, esas mentiras constituyen «el peor escándalo en la historia política de Estados Unidos, peor que el Watergate y que el Irangate

Publicado por Le Monde Diplomatique, julio del 2003

martes, abril 04, 2006

Más que curiosos, penosos...



DATOS CURIOSOS

Si pudiéramos reducir la población de la Tierra a una pequeña aldea de exactamente 100 habitantes, manteniendo las proporciones existentes en la actualidad, dicha aldea seria algo como esto:
  • Habría 57 asiáticos, 21 personas del continente americano (incluyendo norte y sur), 14 europeos y 8 africanos.
  • 52 serían mujeres y 48 hombres.
  • Una persona estaría a punto de morir y un bebé estaría por nacer.
  • Solo 30 serían blancos.
  • Solo 30 serían cristianos.
  • Habría 89 heterosexuales y 11 homosexuales.
  • De las 100 personas, 80 vivirían en condiciones infrahumanas y 70 no sabrían leer ni escribir.
  • 50 sufrirían desnutrición.
  • Solo una persona tendría educación universitaria.
  • Solo una persona tendría una PC.
  • 6 personas poseerían el 59% de la riqueza de toda la aldea, y los 6 serían, por supuesto, norteamericanos.

Te prepongo un ejercicio: buscá tu posición dentro de estas 100 personas y después contame si cambió en algo tu visión de las cosas...

lunes, abril 03, 2006

Un borracho en el balcón


Si quieren escuchar un fragmento del histórico discurso que Galtieri pronunció en el balcón de la Casa Rosada en alusión a la guerra de Malvinas, hagan clik aquí: http://imalvinas.tripod.com en el link que dice "Discurso de Leopoldo Galtieri el 2 de abril de 1982 en la Plaza de Mayo".

Sólo el alcohol podía darle algo de "coraje" a semejante cobarde...

domingo, abril 02, 2006

A 24 años de Malvinas



Demagógica, sucia, injusta, irracional...son miles los adjetivos que se me ocurren para calificar a la indefinidamente cuestionable guerra de Malvinas.
Demagógica porque significó el "último manotazo" que la casi ahogada dictadura militar, a cargo de Galtieri entonces, dió para salvar el régimen. Se manipuló descaradamente al pueblo argentino en función de los intereses de la miinoría genocida.
Sucia porque se jugó con los sentimientos de los argentinos, que convencidos de que era una causa justa, apoyaban la guerra, vitoreaban a ese monstruo verde en Plaza de Mayo y hasta donaban sus pertencias para ayudar a los combatientes (ayuda que en su gran mayoría jamás llegó a destino). Todo esto alimentado por la desinformación imperante que hacía creer que la victoria era un hecho.
Injusta porque expuso a miles de pibes de no más de 18 o 19 años a condiciones infrahumanas de vida (frío, hambre, aislamiento, miedo, menosprecio, etc.) .Y lo peor de todo, a la muerte, sin entrenamiento alguno y sin un armamento moderno y eficaz frente a la potencia británica.
Y por último, era totalmente irracional pensar que los EEUU iban a prestarle su ayuda a los milicos, conforme a lo pactado en el TIAR (Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca) que implicaba apoyo garantizado por parte del país del norte hacia los países de América Latina que se encontraran inmersos en un conflicto bélico (en este caso se analiza particularmente el caso de los EEUU, pero la asistencia debía ser recíproca entre todos los países de América). Lógicamente, prevaleció la OTAN (Organización por el Tratado del Atlántico Norte), otro acuerdo pactado por los yankies a través del cuál se comprometían a prestarle sus "servicios" bélicos a los países del norte europeo, entre ellos Inglaterra.
Hoy se cumplen 24 años de aquella maniobra macabra y los veteranos siguen estando marginados y olvidados por nuestra sociedad. Por eso, para recordar este día, elegí una editorial escrita por uno de los héroes de las Islas, Edgardo Esteban.

Salir de los silencios

Por Edgardo Esteban *

“Eduardo Estabani” y no Edgardo Esteban es el nombre que tengo en el monumento de homenaje a todos los que fuimos a Malvinas en la unidad en donde hice el servicio militar en Córdoba. Es un castigo por haber tratado de decir mi verdad, sobre el horror de la guerra que tenía adentro, me atormentaba y no me dejaba vivir. Dicen que mi nombre no puede estar escrito en el mármol por haber roto el pacto de silencio que se nos trató de imponer desde los días posteriores a la guerra.
Durante muchos años las historias de Malvinas estaban escondidas, no se podía hablar y era mejor esconder el dolor. Parecía que únicamente debíamos hablar de la gesta, como si lo humano no importara ya que éramos héroes, soldaditos de plomo que resistíamos a todo, hasta la marginación y el olvido. Pero siento que algo cambió, no hay una sola historia oficial y somos muchos los soldados que queremos gritar lo que nos pasó, tratando de rescatar esas parte humana de la gue-rra, mostrando sin vergüenza las secuelas que nos dejó, explorando esas lastimaduras abiertas bajo las bombas, cuando esperábamos ese minuto final, el de la muerte, con 18 o 19 años. Quedamos con una gran cicatriz en el cuerpo y en el alma que perdurará hasta el último día de nuestras vidas.
Al finalizar la guerra, hubo una política inmediata de desmalvinización. Los mi-litares nos hicieron firmar a todos los soldados una declaración jurada. Trataron de ha-cernos callar las atrocidades que padecimos en la guerra. A partir de ese momento, nues-tro futuro se convirtió en confusión y para muchos, no tenía sentido vivir. Ese silencio nos dejó muy solos y en 350 casos derivó en suicidios de los que nadie se hace respon-sable. La crueldad con que nos trataron, hasta estaquear a la propia tropa en el medio de la turba mojada de las islas, se convirtió en parte de una rutina que lamentablemente, aún existe en el código militar, como “ca-labozo de campaña”. Para muchos se convirtió en una pesadilla, en una cruz que los acompaña día a día. Sumado a eso, hubo una sociedad que pasó de la reivindicación y la euforia al olvido y a la discriminación. De ser los héroes pasamos a ser marginales: algo tendrán, son los loquitos de la guerra.
Ni los organismos de derechos humanos se dieron cuenta de que nosotros también fuimos “víctimas” de la dictadura y las estructuras militares intentaron absorber a los soldados para tapar sus culpas. Sumado a eso, no hubo políticas de Estado para nuestra reinserción, ni implementación de tratamientos psicológicos, psiquiátricos y médicos para nosotros y para el grupo fami-liar. Según un trabajo realizado por el Centro de Ex Combatientes Islas Malvinas de La Plata, el 28 por ciento de los soldados que estuvimos en el conflicto bélico tiene la idea recurrente de suicidio, mientras que un 10 por ciento reconoce que tuvo intentos de suicidio en una o en más ocasiones.
La dictadura usó Malvinas para tratar de perpetuarse en el poder. En 1982 el régimen militar estaba en crisis y tocó una fibra muy sensible para los argentinos que hizo posible esa concurrencia a Plaza de Mayo, para apoyar la guerra. Se habían apropiado de una causa nacional muy arraigada entre el pueblo argentino y demostraron no estar preparados para defenderla. Debemos rescatar nuevamente el Informe Rattenbach, que llevó a una investigación confidencial sobre la conducción política de las Fuerzas Armadas en Malvinas, presentando conclusiones contundentes sobre los aspectos estratégico-militares, determinando respon-sabilidades y condenando a los altos mandos, como a Leopoldo Galtieri y al gobernador militar de las islas, Mario Benjamín Menéndez.
Cuando volvimos, los militares nos escondieron por varios días en los cuarteles, en donde recibí muchas cartas diciendo que cuando retornara de la guerra me iban a hacer un gran recibimiento, como a un héroe. Imaginaba que cuando pisara las calles de Haedo iban a estar todos mis amigos, familiares, vecinos, conocidos. Pensé que cortarían la calle y pondrían pasacalles. Pero fue muy distinto y seguramente similar al recibimiento que tuvieron la gran mayoría de los soldados. En la noche fría del 25 de junio de 1982 sólo me esperaba un perro ladrando, una luz blanca y mi mamá, nadie más. Pasó muy rápido la euforia triunfalista de guerra y todos quisieron olvidar la derrota, menos los chicos de la guerra.
Hoy se proyecta Iluminados por el fuego en el Monumento a la Bandera en Rosario y siento que es el final de un camino, una revancha a ese oscuro recibimiento que tuvimos. Nos decían los mismos oficiales que nos humillaban que no existe el frío, no existe el hambre, sólo Dios y la Patria. Siguen negando la verdad, no quieren hacer una autocrítica ni pedir perdón, pero ya no se puede esconder esta parte de nuestra triste historia. El tiempo pasa y las heridas siguen abiertas. Como dice el querido León Gieco, “todo está clavado en la memoria, espina de la vida y de la historia”. Para poder cicatrizar esas heridas, no debemos olvidar los que nos pasó.

* Periodista y escritor del libro y co-guionista del guión de la película Iluminados por el fuego.


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